lunes, 27 de abril de 2015
En un principio, en la frase anterior había escrito «consiguiendo (historias) novedosas», pero lo modifiqué en aras de la sinceridad. Es que vamos a ver, señoras y señores, ¿a quién voy a engañar a estas alturas, salvo quizá a mí mismo? Vendí mi primer relato a los veintiún años, en tercero de carrera. Ahora tengo cincuenta y cuatro, y por mi ordenador/procesador de texto orgánico de un kilo, que adorno con mi gorra de los Red Sox, ha pasado pero que mucho texto. Hace mucho que el acto de escribir historias no es nuevo para mí, pero eso no significa que haya perdido su atractivo. Sin embargo, si no encuentro modos de mantenerlo fresco e interesante, no tardará en perderlo. Y no quiero que eso suceda, porque no quiero estafar a las personas que leen mis cosas (o sea usted, querido Lector Constante), ni tampoco quiero estafarme a mí mismo. A fin de cuentas, todos estamos en el mismo barco. Hemos venido a bailar y a pasarlo bien.
En fin, sin perder esto de vista, ahí va otra historia. Mi mujer y yo somos propietarios de dos emisoras de radio, ¿vale? La WZON-AM, una emisora de deportes, y la WKIT-FM, especializada en rock clásico («El rock de Bangor», como la llamamos nosotros).(...)
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En fin, sin perder esto de vista, ahí va otra historia. Mi mujer y yo somos propietarios de dos emisoras de radio, ¿vale? La WZON-AM, una emisora de deportes, y la WKIT-FM, especializada en rock clásico («El rock de Bangor», como la llamamos nosotros).(...)
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