domingo, 26 de abril de 2015
UNA NOTA SOBRE VENTANA SECRETA, SECRETO JARDÍN.
Soy una de esas personas que creen que la vida es una serie de ciclos..., de ruedas dentro de ruedas; algunas se mezclan con otras, otras giran solas, pero todas realizan una función repetitiva y concreta. Me gusta esa imagen abstracta de algo parecido a una eficaz máquina industrial, probablemente porque la vida real, cercana y personal, parece muy confusa y extraña. Es agradable poder distanciarse de vez en cuando y decir: ¡Al fin y al cabo, hay un esquema! ¡No sé qué significa, pero por Dios que lo veo!
Todas esas ruedas parecen completar sus ciclos aproximadamente al mismo tiempo, y cuando sucede —más o menos cada veinte años, creo—, pasamos por una etapa en la que terminamos cosas. Los psicólogos han inventado incluso una palabra para describir este fenómeno: lo llaman clausura.
Ahora tengo cuarenta y dos años y, al examinar los últimos cuatro de mi vida, puedo descubrir todo tipo de clausuras. Esto es tan evidente en mi trabajo como en todo lo demás. En It utilicé una increíble cantidad de espacio para terminar de hablar de los niños y de las vastas percepciones que iluminan sus vidas interiores. El año próximo tengo intención de publicar la última novela del ciclo Castle Rock, Needful Things. Por otra parte, creo que esta historia es la última que dedicaré al tema de los escritores, la escritura y esa extraña tierra de nadie que existe entre lo que es real y lo que es ficticio. Sin duda, una buena cantidad de mis lectores, que han soportado pacientemente mi fascinación por este tema, se alegrarán de saberlo.(...)
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Soy una de esas personas que creen que la vida es una serie de ciclos..., de ruedas dentro de ruedas; algunas se mezclan con otras, otras giran solas, pero todas realizan una función repetitiva y concreta. Me gusta esa imagen abstracta de algo parecido a una eficaz máquina industrial, probablemente porque la vida real, cercana y personal, parece muy confusa y extraña. Es agradable poder distanciarse de vez en cuando y decir: ¡Al fin y al cabo, hay un esquema! ¡No sé qué significa, pero por Dios que lo veo!
Todas esas ruedas parecen completar sus ciclos aproximadamente al mismo tiempo, y cuando sucede —más o menos cada veinte años, creo—, pasamos por una etapa en la que terminamos cosas. Los psicólogos han inventado incluso una palabra para describir este fenómeno: lo llaman clausura.
Ahora tengo cuarenta y dos años y, al examinar los últimos cuatro de mi vida, puedo descubrir todo tipo de clausuras. Esto es tan evidente en mi trabajo como en todo lo demás. En It utilicé una increíble cantidad de espacio para terminar de hablar de los niños y de las vastas percepciones que iluminan sus vidas interiores. El año próximo tengo intención de publicar la última novela del ciclo Castle Rock, Needful Things. Por otra parte, creo que esta historia es la última que dedicaré al tema de los escritores, la escritura y esa extraña tierra de nadie que existe entre lo que es real y lo que es ficticio. Sin duda, una buena cantidad de mis lectores, que han soportado pacientemente mi fascinación por este tema, se alegrarán de saberlo.(...)
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