domingo, 26 de abril de 2015
— Estoy cansada, papá —dijo impacientemente la niña de los pantalones rojos y la blusa verde—. ¿ No podemos detenernos ?
—Aún no, cariño.
Era un hombre corpulento, de anchas espaldas, y vestía una chaqueta de pana, usada y raída, y unos sencillos pantalones deportivos de sarga marrón. Él y la niña caminaban cogidos de la mano, calle arriba, por la Tercera Avenida de la ciudad de Nueva York, deprisa, casi corriendo. Él miró por encima del hombro y el coche de color verde seguía allí, rodando lentamente por el carril contiguo al bordillo.
—Por favor, papá. Por favor.
La miró y vio que estaba muy pálida. Tenía ojeras. La alzó y la sentó sobre el hueco del brazo, pero no sabía cuánto tiempo podría continuar así. Él también estaba cansado, y Charlie ya no pertenecía a la categoría de los pesos pluma.
Eran las cinco y media de la tarde y la Tercera Avenida estaba
atestada. Ahora cruzaban las calles que correspondían al final de la decena numerada con el sesenta, y las trasversales eran más oscuras y estaban menos concurridas... Pero eso era precisamente lo que temía.(...)
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—Aún no, cariño.
Era un hombre corpulento, de anchas espaldas, y vestía una chaqueta de pana, usada y raída, y unos sencillos pantalones deportivos de sarga marrón. Él y la niña caminaban cogidos de la mano, calle arriba, por la Tercera Avenida de la ciudad de Nueva York, deprisa, casi corriendo. Él miró por encima del hombro y el coche de color verde seguía allí, rodando lentamente por el carril contiguo al bordillo.
—Por favor, papá. Por favor.
La miró y vio que estaba muy pálida. Tenía ojeras. La alzó y la sentó sobre el hueco del brazo, pero no sabía cuánto tiempo podría continuar así. Él también estaba cansado, y Charlie ya no pertenecía a la categoría de los pesos pluma.
Eran las cinco y media de la tarde y la Tercera Avenida estaba
atestada. Ahora cruzaban las calles que correspondían al final de la decena numerada con el sesenta, y las trasversales eran más oscuras y estaban menos concurridas... Pero eso era precisamente lo que temía.(...)
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