domingo, 26 de abril de 2015
El Quinto Fragmento, Un Relato de John Swithen
Estacioné el cacharro en la esquina de la casa de Keenan, permanecí un momento sentado en la oscuridad y luego paré el motor y bajé del coche. Al cerrar la portezuela, pude oír el ruido de la herrumbre que se desprendía de los largueros y caía al suelo. Aquello no podría seguir así por mucho más tiempo.
Notaba la dureza del arma contra mi pecho al caminar. Era un Colt 45, el Colt de Barney. Serviría para la faena y, además, daba a todo el asunto un sentido de cruda justicia.
La casa de Keenan era un monstruosidad arquitectónica que se extendía sobre medio acre de terreno, llena de ángulos inclinados y tejados de pendiente pronunciada tras un valla de hierro. Tal y como esperaba, la puerta de la valla estaba abierta. El sargento se presentaría más tarde.(...)
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Estacioné el cacharro en la esquina de la casa de Keenan, permanecí un momento sentado en la oscuridad y luego paré el motor y bajé del coche. Al cerrar la portezuela, pude oír el ruido de la herrumbre que se desprendía de los largueros y caía al suelo. Aquello no podría seguir así por mucho más tiempo.
Notaba la dureza del arma contra mi pecho al caminar. Era un Colt 45, el Colt de Barney. Serviría para la faena y, además, daba a todo el asunto un sentido de cruda justicia.
La casa de Keenan era un monstruosidad arquitectónica que se extendía sobre medio acre de terreno, llena de ángulos inclinados y tejados de pendiente pronunciada tras un valla de hierro. Tal y como esperaba, la puerta de la valla estaba abierta. El sargento se presentaría más tarde.(...)
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