domingo, 26 de abril de 2015
En la novela Deliverance de James Dickey, hay una escena en la que un campesino que vive en el quinto pino se golpea una mano con una herramienta mientras repara su auto. Uno de los hombres de la ciudad, quienes andan buscando a un par de tipos que les conduzcan sus coches río abajo, le pregunta a este colega, de nombre Griner, si se lastimó mucho. Griner se mira la mano ensangrentada y luego murmura: «Naá; no es tan malo como pensaba».
De esa manera me sentí luego de releer El Piso de Cristal, la primera historia que por fin me reportó un dinero, tras todos aquellos años.(...)
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De esa manera me sentí luego de releer El Piso de Cristal, la primera historia que por fin me reportó un dinero, tras todos aquellos años.(...)
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