domingo, 26 de abril de 2015
Decir que el matrimonio de Beaver no había sido un éxito era como decir que el lanzamiento del Challenger había tenido contratiempos. Joe Clarendon, alias Beaver, y Laurie Sue Kenopensky duraron juntos ocho meses; luego... ¡catacrac! Adiós, muñeca, y a barrer los destrozos.
Beaver no es de los que se amargan la vida. Pregúntaselo a cualquiera de los que salen con él y te lo dirá. Lo que ocurre es que pasa una mala racha. A sus amigos de siempre (los que considera amigos de verdad) sólo les ve una vez al año, durante la semana de noviembre en que se reúnen, y en noviembre pasado él y Laurie Sue aún estaban juntos. Vale que estaba la cosa negra, pero aún no se habían separado. Ahora se pasa la mitad del día (demasiado, lo reconoce hasta él) en los bares del puerto viejo de Portland: el Porthole, el Seaman's Club y el Free Street. Bebe demasiado, fuma demasiados porros y casi todas las mañanas le disgusta lo que ve en el espejo. Sus ojos enrojecidos esquivan el reflejo, y piensa: Debería salir menos, o acabará pasándome como a Pete. Cágate lorito.
Menos bares, menos salir cada día... Que sí, tío, que muy buena idea, pero luego vuelve a las andadas y a tomar por culo, oye. Este jueves toca el Free Street, y no puede faltar la cervecita en la mano, el porrete en el bolsillo y un instrumental del año de la pera en el jukebox, un poco a lo Ventures. Es un éxito de antes de la época de Beaver, que ahora mismo no se acuerda del título, aunque lo sabe, porque desde el divorcio pone mucho las emisoras de Portland donde emiten canciones de las de antes. Es un tipo de música que le relaja. La música de ahora, en muchos casos... Laurie Sue estaba bastante al día, y le gustaba, pero Beaver no acaba de verle la gracia.(...)
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Beaver no es de los que se amargan la vida. Pregúntaselo a cualquiera de los que salen con él y te lo dirá. Lo que ocurre es que pasa una mala racha. A sus amigos de siempre (los que considera amigos de verdad) sólo les ve una vez al año, durante la semana de noviembre en que se reúnen, y en noviembre pasado él y Laurie Sue aún estaban juntos. Vale que estaba la cosa negra, pero aún no se habían separado. Ahora se pasa la mitad del día (demasiado, lo reconoce hasta él) en los bares del puerto viejo de Portland: el Porthole, el Seaman's Club y el Free Street. Bebe demasiado, fuma demasiados porros y casi todas las mañanas le disgusta lo que ve en el espejo. Sus ojos enrojecidos esquivan el reflejo, y piensa: Debería salir menos, o acabará pasándome como a Pete. Cágate lorito.
Menos bares, menos salir cada día... Que sí, tío, que muy buena idea, pero luego vuelve a las andadas y a tomar por culo, oye. Este jueves toca el Free Street, y no puede faltar la cervecita en la mano, el porrete en el bolsillo y un instrumental del año de la pera en el jukebox, un poco a lo Ventures. Es un éxito de antes de la época de Beaver, que ahora mismo no se acuerda del título, aunque lo sabe, porque desde el divorcio pone mucho las emisoras de Portland donde emiten canciones de las de antes. Es un tipo de música que le relaja. La música de ahora, en muchos casos... Laurie Sue estaba bastante al día, y le gustaba, pero Beaver no acaba de verle la gracia.(...)
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