domingo, 26 de abril de 2015
AHORA: SANDY
El año después de quedarse huérfano de padre, el hijo de Curt Wilcox iba mucho por el cuartel (y cuando digo mucho, es mucho), pero sin que le echara nadie, ni le preguntaran a qué puñeta volvía. Todos entendíamos su intención: no perder el recuerdo de su padre. De psicología del dolor sabemos mucho los polis; la mayoría, más de lo que nos gustaría.
Entonces Ned Wilcox asistía al último curso de secundaria en el instituto de Statler. Debía de haberse dado de baja del equipo de fútbol americano; a la hora de elegir, prefirió nuestro cuerpo, Troop D. Parece raro que un adolescente elija hacer trabajitos sin cobrar y renuncie a los partidos del viernes por la noche y las fiestas del sábado por la noche, pero es lo que hizo. Dudo de que le convenciera alguno de nosotros, pero la decisión le granjeó nuestro respeto. Ned había decidido que ya era hora de no seguir jugando, y punto. Decisiones así no siempre saben tomarlas los adultos. Ned la tomó antes de tener edad para comprar alcohol. Por no poder, legalmente no podía ni comprarse tabaco. Yo creo que su padre habría estado orgulloso. No es que lo crea, es que lo sé.
Estando Ned tan a menudo en el cuartel, supongo que era inevitable que viera lo del cobertizo B y le preguntara a alguien qué era y por qué estaba allí dentro. A quien tenía más posibilidades de preguntárselo era a mí, que había sido el mejor amigo de su padre, al menos entre los que seguíamos en el cuerpo. Hasta es posible que tuviera ganas de que me lo preguntara. O te cura o te mata, como se decía antes. Démosle una buena dosis de satisfacción a este gato tan curioso.(...)
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El año después de quedarse huérfano de padre, el hijo de Curt Wilcox iba mucho por el cuartel (y cuando digo mucho, es mucho), pero sin que le echara nadie, ni le preguntaran a qué puñeta volvía. Todos entendíamos su intención: no perder el recuerdo de su padre. De psicología del dolor sabemos mucho los polis; la mayoría, más de lo que nos gustaría.
Entonces Ned Wilcox asistía al último curso de secundaria en el instituto de Statler. Debía de haberse dado de baja del equipo de fútbol americano; a la hora de elegir, prefirió nuestro cuerpo, Troop D. Parece raro que un adolescente elija hacer trabajitos sin cobrar y renuncie a los partidos del viernes por la noche y las fiestas del sábado por la noche, pero es lo que hizo. Dudo de que le convenciera alguno de nosotros, pero la decisión le granjeó nuestro respeto. Ned había decidido que ya era hora de no seguir jugando, y punto. Decisiones así no siempre saben tomarlas los adultos. Ned la tomó antes de tener edad para comprar alcohol. Por no poder, legalmente no podía ni comprarse tabaco. Yo creo que su padre habría estado orgulloso. No es que lo crea, es que lo sé.
Estando Ned tan a menudo en el cuartel, supongo que era inevitable que viera lo del cobertizo B y le preguntara a alguien qué era y por qué estaba allí dentro. A quien tenía más posibilidades de preguntárselo era a mí, que había sido el mejor amigo de su padre, al menos entre los que seguíamos en el cuerpo. Hasta es posible que tuviera ganas de que me lo preguntara. O te cura o te mata, como se decía antes. Démosle una buena dosis de satisfacción a este gato tan curioso.(...)
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