lunes, 21 de septiembre de 2015
Una pareja se había mudado a su nueva casa. Transcurridas dos semanas, un día festivo tuvieron oportunidad de descanso y no fueron a trabajar. Pretendían levantarse tarde; pero, escucharon en la parte de arriba ligeros pasos, que corrían de un lado al otro, pensando que era el perro el hombre se levantó para sacarlo, pero este estaba echado en sus pies, un poco extrañado fue a ver qué era lo que ocasionaba el ruido, pero no pudo notar nada, la habitación estaba completamente vacía, porque aun no la convertían en la recamara de su agrado.
Después de prepararse un café, se sentó a ver televisión, puso la taza en la mesa del lado, pero, cuando quiso volver a tomarla para darle otro trago, ya no estaba, pensando que la había olvidado en la cocina, quiso levantarse pero la taza estaba ahí de nuevo y vacía, volteó hacia todos lados, porque escuchaba unas risas y cuchicheos, como si alguien estuviera escondido mientras observaba la broma.
No tenía mucho donde buscar así que termino pronto, seguía escuchando las risas, además, veía por las ventanas como si alguien se asomara desde fuera, ya molesto por la situación, salió a reprender a quienes creía los hijos de sus vecinos que se habían metido a jugar en su casa.
Pero en su lugar se encontró con un señor que le explicó que aquel predio en el que ahora vivían fue una de tantas escuelas que quedaron inservibles después del terremoto del 19 de septiembre de 1985, el más destructivo en la historia de la ciudad de México, en donde murieron más de diez mil personas, en su mayoría niños, que sin darse cuenta de lo que había sucedido con ellos, quedaron plasmados sus espíritus en el lugar, llenándolo de risas, bromas indefensas, juegos inocentes. Aseguró el vecino que el alboroto llega a ser tal que parece que viven dentro de esa escuela en sus mejores épocas, que ya se acostumbraría. Que solo sucedía en horas de clases, por lo cual tendría que presenciar el suceso cuando tuviera descanso entre semana.
A la fecha algunos de esos planteles educativos fueron puestos en pie de nuevo, y pueden verse continuamente, pequeños niños traslucidos, que desaparecen entre las paredes, o pasan corriendo de un lado a otro, buscando asistir a clases aun después de muertos, y todos aquellos lugares que fueron convertidos en algo mas, también conservan aquella alegría, siendo objetos de bromas las personas que laboran o habitan en ellos.
Después de prepararse un café, se sentó a ver televisión, puso la taza en la mesa del lado, pero, cuando quiso volver a tomarla para darle otro trago, ya no estaba, pensando que la había olvidado en la cocina, quiso levantarse pero la taza estaba ahí de nuevo y vacía, volteó hacia todos lados, porque escuchaba unas risas y cuchicheos, como si alguien estuviera escondido mientras observaba la broma.
No tenía mucho donde buscar así que termino pronto, seguía escuchando las risas, además, veía por las ventanas como si alguien se asomara desde fuera, ya molesto por la situación, salió a reprender a quienes creía los hijos de sus vecinos que se habían metido a jugar en su casa.
Pero en su lugar se encontró con un señor que le explicó que aquel predio en el que ahora vivían fue una de tantas escuelas que quedaron inservibles después del terremoto del 19 de septiembre de 1985, el más destructivo en la historia de la ciudad de México, en donde murieron más de diez mil personas, en su mayoría niños, que sin darse cuenta de lo que había sucedido con ellos, quedaron plasmados sus espíritus en el lugar, llenándolo de risas, bromas indefensas, juegos inocentes. Aseguró el vecino que el alboroto llega a ser tal que parece que viven dentro de esa escuela en sus mejores épocas, que ya se acostumbraría. Que solo sucedía en horas de clases, por lo cual tendría que presenciar el suceso cuando tuviera descanso entre semana.
A la fecha algunos de esos planteles educativos fueron puestos en pie de nuevo, y pueden verse continuamente, pequeños niños traslucidos, que desaparecen entre las paredes, o pasan corriendo de un lado a otro, buscando asistir a clases aun después de muertos, y todos aquellos lugares que fueron convertidos en algo mas, también conservan aquella alegría, siendo objetos de bromas las personas que laboran o habitan en ellos.