domingo, 26 de abril de 2015
1. PRIMER VISTAZO
Hey, looky there!
Across the street!
There's a car made just for me,
To own that car would be a luxury...
That car's tookin, man,
That's somethin' else.
EDDIE COCHRAN
- Oh, Dios mío! - exclamó de pronto mi amigo Arnie Cunningham.
- ¿Qué ocurre? - pregunté.
Tenía los ojos desorbitados tras sus gafas de montura de acero, se había llevado la
mano a la boca, tapándosela parcialmente con la palma, y su cuello podría haber
estado montado sobre rodamientos a bolas por la forma en que lo estiraba hacia atrás
por encima del hombro.
- ¡Para el coche, Dennis! ¡Vuelve!
- ¿Qué estás...?
- Vuelve, quiero verla otra vez.
De pronto, comprendí.
- Oh, vamos, olvídalo - dije. Si te refieres a esa cosa que acabamos de pasar...
- ¡Vuelve!
Estaba casi gritando.
Volví, pensando que quizá se tratara de uno de los tiples chistes de Arme. Pero no lo
era. Estaba completamente ido. Arnie se había enamorado.
El objeto de su amor era un mal chiste, y nunca sabré qué vio Arnie en él aquel día.
El lado izquierdo de su parabrisas era una retorcida telaraña de resquebrajaduras. El
techo estaba hundido en su parte derecha, y la descascarillada abolladura estaba
cubierta de herrumbre. El parachoques trasero se hallaba torcido, la puerta del
maletero entreabierta y el tapizado de los asientos presentaba alargados desgarrones.(...)
Descarga Y lee en OneDrive
Hey, looky there!
Across the street!
There's a car made just for me,
To own that car would be a luxury...
That car's tookin, man,
That's somethin' else.
EDDIE COCHRAN
- Oh, Dios mío! - exclamó de pronto mi amigo Arnie Cunningham.
- ¿Qué ocurre? - pregunté.
Tenía los ojos desorbitados tras sus gafas de montura de acero, se había llevado la
mano a la boca, tapándosela parcialmente con la palma, y su cuello podría haber
estado montado sobre rodamientos a bolas por la forma en que lo estiraba hacia atrás
por encima del hombro.
- ¡Para el coche, Dennis! ¡Vuelve!
- ¿Qué estás...?
- Vuelve, quiero verla otra vez.
De pronto, comprendí.
- Oh, vamos, olvídalo - dije. Si te refieres a esa cosa que acabamos de pasar...
- ¡Vuelve!
Estaba casi gritando.
Volví, pensando que quizá se tratara de uno de los tiples chistes de Arme. Pero no lo
era. Estaba completamente ido. Arnie se había enamorado.
El objeto de su amor era un mal chiste, y nunca sabré qué vio Arnie en él aquel día.
El lado izquierdo de su parabrisas era una retorcida telaraña de resquebrajaduras. El
techo estaba hundido en su parte derecha, y la descascarillada abolladura estaba
cubierta de herrumbre. El parachoques trasero se hallaba torcido, la puerta del
maletero entreabierta y el tapizado de los asientos presentaba alargados desgarrones.(...)
Descarga Y lee en OneDrive