domingo, 26 de abril de 2015
ALMUERZO EN EL RESTAURANTE GOTHAM
STEPHEN KING
Un día llegué a casa y encontré una carta (o una nota, más bien) de mi esposa sobre la mesa del comedor. En ella me decía que me dejaba, que necesitaba pasar una temporada sola y que ya recibiría noticias de su terapeuta. Me senté en una silla en la parte de la mesa que queda mas cerca de la cocina y leí el mensaje repetidas veces, incapaz de darle crédito. La única idea clara que tuve durante aproximadamente la siguiente media hora fue: Ni siquiera sabia que tuvieras un terapeuta, Diane.
Al cabo de un rato me levante, fui al dormitorio y eche un vistazo. Toda su ropa había desaparecido (excepto un jersey que alguien le había regalado en broma y que tenia estampada la leyenda RUBIA RICA con un material que brillaba como las lentejuelas), y la habitación presentaba un aspecto curioso. Daba impresión de desorden como si Diane hubiera estado buscando algo por todas partes. Mire mis cosas para ver si se había llevado algo. Mientras lo hacia, tuve la sensación de que mis manos estaban frías y distantes, como si les hubieran inyectado una dosis de algún narcótico. Por lo que pude ver, todo lo que debía estar allí se encontraba en su sitio. No esperaba otra cosa pero, aun así, la habitación tenia un aspecto extraño, como si mi esposa hubiera tirado de ella de la misma manera que a veces se tiraba de la punta de los pelos cuando algo la sacaba de quicio.
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